“Transición energética implica un cambio
de 40 a 60 años”: McKinsey & Company

Rafael Scott
Socio de McKinsey & Company

“La transición energética no es solo hablar de nuevas fuentes de energía, sino también pensar en cómo se almacena, se distribuye y consume y eso también implica cambios no solo técnicos, sino también sociales, económicos, de política pública para poder habilitarla”: así lo expresó Rafael Scott, Socio de McKinsey & Company durante la 40ª Conferencia Energética Colombiana (ENERCOL 2023), organizada por la Asociación Colombiana de Ingenieros – ACIEM.

Para el socio de McKinsey & Company, en este proceso de transición energética es necesario reconfigurar las cadenas de suministro y además la infraestructura, lo cual genera gastos en tiempo y dinero. “Lo que hemos visto, si nos vamos a la historia, son 50 o 60 años que se toma reconfigurar una cadena energética y creemos, si nos basamos en la historia es que para esta siguiente transición energética, tendremos un horizonte al menos de 40 o 60 años”: señaló Rafael Scott.

Rafael Scott expresó que es fundamental que la transición energética genere un valor económico para los países, además contar con materiales suficientes para hacerla viable tales como el cobalto o el cobre, para las líneas de transmisión; magnetos y litio para el hidrógeno o el manganeso para vehículos eléctricos.

Adicionalmente, el socio de McKinsey & Company se refirió al papel del gas en esta transición energética: “El gas tiene una huella de carbono mucho menor a la del petróleo y la del carbón y se vuelve una alternativa bastante viable para reemplazar mucho de la demanda energética, teniendo una huella mucho más favorable de carbono. Es así como el gas se vuelve muy relevante en la matriz y además se mantiene en el largo plazo, incluso a 2050, se va a necesitar tanto gas como se necesita hoy formará una parte muy relevante de la matriz energética”: concluyó Rafael Scott.